¿moda o estilo de vida?

Verónica Massonnier

Observemos la calle. Vemos que, cada vez más, la vestimenta deportiva se integra en los outfits a la moda generando una impresión de comodidad, flexibilidad, distensión. No me refiero a los atuendos descuidados, desprolijos, anodinos; por el contrario, lo que me llama la atención es ese guiño distendido con el que el calzado deportivo aparece en los looks más glamorosos y con más onda. Pero no es solamente el calzado, que tal vez sea la prenda más evidente y rupturista frente a los viejos esquemas: la nueva tendencia se expresa en la posibilidad de usar toda clase de prendas del mundo de la indumentaria deportiva en la vida cotidiana, y así sucede con los guantes de fitness, los pantalones con franjas laterales, los leggings, las telas elastizadas. Se juega por un lado con el ajuste al cuerpo (en prendas lycradas) pero a la vez se incorporan las prendas oversized (con un toque de hip hop y danzas urbanas).

Es una tendencia fuerte. Algunos la llaman “athleisure” y, más allá de lo impronunciable de la palabra, integra dos conceptos que me parecen fundamentales: la palabra “athletic” y el concepto “leisure” (ocio, actividad recreativa). Es la combinación de la comodidad con lo fashion. Y tiene raíces más profundas de lo que parece.

En una primera mirada, transmite lo que la sociedad ha ganado en cuanto a espontaneidad y fluidez de movimientos. Marca cuáles son los nuevos ideales. Esta forma de vestir toma de manera irreverente un estilo que estuvo reservado al ejercicio y lo mezcla con paillettes, blazers estructurados o pantalones sastreros. Y es precisamente esa mezcla lo que aparece como desafiante. Frente a la vestimenta estructurada, se instala la decontracción. Frente a la combinación rígida de colores y formas, el mix; frente a las reglas impuestas, la personalización y la identidad. No por casualidad las reinas del athleisure son Kendal Jenner o Gigi Hadid, seres con una imagen glamorosa que logran combinaciones espectaculares con un toque de gym. Y observamos los avances de algunas marcas de indumentaria deportiva que invitan a diseñadores tan consagrados como Stella Mc Cartney o Alexander Wang para firmar sus colecciones cápsula; o atraen para esta tarea a una figura con un estilo tan personal como Rihanna, que desde siempre ha sabido mezclar con éxito la onda casual y deportiva con prendas de alto impacto.

Por todo eso, la idea de incorporar outfits de tiempo libre en la vida cotidiana y en la semana laboral es una forma de manifiesto y de poder. Claramente, rompe con el “dress code” de la vida laboral tradicional, y se conecta con la idea de los medios de transporte que hoy resultan más cool: caminar, andar en bicicleta, desplazarse por la ciudad integrando el movimiento del cuerpo con naturalidad. Algunos le llaman “casualización”, y dicen «El desenfado se ha convertido en un elogio de estilo, y cambiar el tacón por los tenis es una fórmula infalible».

¿Dónde quedan, mientras tanto, los stilettos que tanto hemos amado? ¿Es que los Manolos y los Jimmy Choo ya no nos atraen? Sin duda, estas obras de arte en materia de calzado todavía son, y probablemente sean por mucho tiempo, objetos de deseo. Pero si observamos con detalle, los usamos en ocasiones muy especiales. El promedio de la mujer uruguaya ha aprendido a diferenciar muy marcadamente los distintos momentos y sus códigos de vestimenta. En los últimos meses me he dedicado a observar, más allá del mundo fashion, cómo viste “la calle”, y lo fui siguiendo no sólo en Montevideo sino también en Buenos Aires, San Pablo o Santiago. Y lo que me ha resultado más sorprendente es que en ciudades tradicionalmente tan enamoradas del taco alto como San Pablo, hoy es mucho más frecuente ver el público trendy vistiendo códigos “athleisure” en su vida cotidiana. Sentirse cómodos, transmitir naturalidad en la pisada, mostrar agilidad de movimiento son hoy las actitudes más valoradas. Por eso, el “relaxed fit”, esta forma de vestir amigable y distendida, tiene mucho de actitud y es más que una moda. Es confianza en uno mismo, y tiene perspectivas de prolongarse en el tiempo.

Algunas personas se preguntan si, con los nuevos permisos para integrar las prendas del guardarropa “casual” es más sencillo lograr un look con estilo y onda. Y la respuesta es, no necesariamente. La idea de mezclar de manera atrevida las marcas deportivas en atuendos complejos y lograr el efecto deseado puede requerir tanta dedicación como cualquier otro outfit. Pero en el día a día el esfuerzo no es tanto: la mujer de hoy sabe que puede animarse a expresar la identidad sin prejuicios, y lo hace siguiendo su intuición más que apegándose a un set de reglas.

Por eso la revista Vogue, gran captadora de tendencias, también dice: “Nunca fue tan trendy llevar la ropa de yoga en el trabajo o en la pista de baile una noche de sábado cualquiera; porque ya no hay razón alguna para sentirse culpable cuando caminas por la calle ataviada con tu gorra favorita, una sudadera y las sneakers más cómodas del universo. Ahora lo sport es cool. Gracias, athleisure!

 

Noviembre, 2016.